Como es de conocimiento universal, el COVID-19 cambio nuestra forma de vivir de manera disruptiva, originando que cada ser humano reenfoque de alguna u otra manera como enfrentar este futuro frágil, incomprensible, ansioso y no lineal en que vivimos, conocido como el entorno BANI. En el caso nuestro, a este entorno los peruanos tenemos que añadirle el estrés que nos genera la coyuntura política. 

Las siguientes líneas decidí escribirlas en mi calidad de auditor que practica esta apasionante actividad profesional y sobre todo como docente universitario para mis colegas y a la comunidad estudiantil global de la carrera de contabilidad y a todos aquellos que quisieran abrazar la profesión de auditor. Mi objetivo es hacerlos reflexionar sobre los siguientes temas que considero en estos tiempos muy importantes a tenerlos en cuenta para desarrollarlos y lograr el perfil adecuado para desempeñarse con éxito como auditor.

En primer lugar, algunas sugerencias son para los lideres de las Firmas auditoras, en especial para sus socios y directores de las Firmas medianas y pequeñas. Considero muy importante desarrollar una cultura basada en valores y en la calidad. Además, adaptarse al nuevo entorno digital, no solo para maximizar la rentabilidad de sus Firmas sino para garantizar su sostenibilidad, esto dependerá sustancialmente del nivel de madurez tecnológica que desarrollen, aprovechar las nuevas tecnologías para su aplicación en los servicios que prestan, para ello hay que invertir en tecnología, considerar la necesidad de aliarse estratégicamente con empresas especializadas en “software” y en soluciones tecnológicas, reorientar las competencias de sus auditores, trabajar con equipos multidisciplinarios y capacitar continuamente a su personal. El talento que tengan va a diferenciarlos de la competencia.

En segundo lugar, estas líneas están dirigidas a todos aquellos estudiantes universitarios, auditores e interesados en esta práctica profesional, la base de la práctica es el Código de Ética del Contador, estudiarla, reflexionar sobre su contenido y llevarlo a la práctica profesional. En resumen, se trata de actuar con integridad e independencia.

Luego, se debe alinear su desempeño a la filosofía de la calidad, la excelencia en el actuar profesional, lo cual es un proceso existencial para tenerlo en cuenta en todo momento, para trascender profesionalmente y de esta manera hacer cierto ese dicho que reconoce nuestra práctica, “los auditores velamos por el interés público” y que “somos garantes de la fiabilidad e integridad de la información que las empresas proporcionan para la Comunidad de Negocios”.

Asimismo, lograr dominar las competencias duras de la práctica, la base de ello es el hábito de la educación continua, la base se adquiere en las aulas universitaria. Todo cambia a una velocidad exponencial en estos tiempos y es disruptiva. De lo contrario no seremos competitivos y faltaremos entre otros a la calidad y a la ética. Entre las competencias duras, la más cambiante es la relacionada al dominio del uso de las herramientas tecnológicas, tales como: data analítica, “big data”, robótica, inteligencia artificial y el “Blockchain”. Me atrevería a sugerirles llegar a desarrollar un pensamiento sistémico, por ejemplo, lograr entender cómo funcionan e impactan los algoritmos complejos.

También debemos dominar las competencias sociales, debido a que, en el entorno laboral actual, los grandes “hunters” y las mejores empresas buscan reclutar talentos que las dominen. Cuando se realizan encuestas a los lideres de las áreas de Recurso humanos de las empresas y se les pregunta a quienes contratan, ellos manifiestan a aquellos candidatos que dominan las competencias duras requeridas por el puesto. Cuando se les pregunta por qué se solicita la renuncia ellos indican porque no han logrado dominar las competencias blandas requeridas por el puesto. Hoy en día, estas competencias blandas deben ser reconocidas como las duras, es decir las más importantes de lograr. Entre las más importantes, sugiero evaluar desarrollar; liderazgo, resiliencia, asertividad, socialización, curiosidad intelectual y el pensamiento crítico constructivo.

Finalmente y no por ello lo menos importante es el dominio del idioma inglés y tener una actitud escéptica, independiente, objetiva y con juicio profesional a la hora de actuar como auditor.

Esperando que el contenido de estas líneas les sea de utilidad, agradezco su tiempo brindado en su lectura.